Con un dólar más tranquilo desde que el Banco Central anunció la posibilidad avalada por el Fondo Monetario Internacional de intervenir en el mercado de cambios, la preocupación se centra ahora en intentar que la desconfianza sobre Argentina se desvanezca. Si bien en un año electoral esta posibilidad luce más encumbrada que en otros períodos, lograr disipar dudas y que el riesgo país navegue en niveles más aceptables que el coqueteo con los 1000 puntos básicos (el viernes cerró un poco por debajo de 900) emerge en discusiones en planos públicos y privados.
La posibilidad de recompra de bonos por parte del Gobierno de Mauricio Macri es reclamada por la oposición como una posibilidad de despejar el panorama de vencimientos. El propio Roberto Lavagna planteó que los funcionarios actuales debería negociar el alargamiento de los plazos y que lleve a cabo un proceso de recompra de títulos de ahora al 2024. “Eso despejaría mucho el horizonte, daría confianza, permitiría bajar el riesgo país y podría ayudar a que baje la tasa de interés. El Gobierno no se dio por enterado de mi recomendación”, aseguró a La Nación la semana pasada. En Hacienda ven como una posibilidad tentadora, pero rápidamente la descartan por la falta de fondos para poder comprar los títulos. A su vez, los analistas ven como una posibilidad que no llega a convencer, por diferentes aspectos entre los que están la falta de recursos para concretarlo, además que no implicaría un ahorro sustancial y, también, que no hay una decisión política desde el FMI para disponer recursos desde el organismo para poder hacerlo.
Para Eric Ritondale, de Econviews, podría ser factible si se decide utilizar dólares del FMI para hacerlo, marcó que esta posibilidad “no le interesa al FMI ni al Gobierno este año”. Sin embargo, dijo que no cree que sirva demasiado. “Hoy la prioridad es llegar a las elecciones sin volatilidad cambiaria, para eso también hay que mostrar una amenaza creíble (volumen de reservas), y si se recompra esa amenaza pierde fuerza porque bajan las reservas”, razonó. Si bien señaló que podría generar un ahorro la recompra de títulos, en sí sostuvo que “los vencimientos de principal no son abultados, con lo cual, tampoco hay que creer que el ahorro seria significativo”. Así, determinó que “hablar de eso, o de canje a la uruguaya, son fuegos de artificio más que otra cosa”. No obstante, identificó que con las Letes se está recomprando porque “en el programa está contemplado ir matando ese stock corto. Y lo mismo pasa con los repo”.
Federico Furiase, de EcoGo, coincidió en que hoy no sobran los dólares desde el lado del programa financiero y las reservas del Banco Central. Explicó que , como el grueso de la deuda pública está en dólares, “una deprecación del tipo de cambio real con mayor tasa real complica los ejercicios de sostenibilidad de la deuda pública. La mejor señal es bajar el gasto y la inflación para descomprimir el riesgo país”. En ese sentido, resaltó que la clave es generar expectativas a favor que baje el riesgo país, y que a partir de ahí, se pueda ir reduciendo la tasa de interés real, “y sobre todo converger a un superávit fiscal antes de intereses”, dijo. Para el año próximo, el objetivo fiscal acordado con el FMI es lograr un superávit primario (antes del pago de intereses de la deuda) equivalente a un 1% del PBI. “Con la inestabilidad nominal que tenemos y el grueso de la deuda pública en dólares la idea de ir a un tipo de cambio real más alto que la actual (cuando ya venimos de 8 meses de superávit comercial) es un perro que se muerde la cola”, definió Furiase. En ese punto, dijo que “los ejercicios de sostenibilidad de la deuda dependen esencialmente de los supuestos de riesgo país, tasa real, crecimiento, balance fiscal y sobre todo del tipo de cambio real”.
Los últimos datos actualizados por la secretaría de Finanzas marcan que la deuda llegó a un 86% del PBI, a fines de 2018.