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Deuda: con el FMI de árbitro y foco en lo fiscal, los economistas creen que Fernández ya comenzó a negociar

28 Noviembre 2019

A fines de septiembre, descontado el desembolso de US$5700 millones del Fondo Monetario Internacional (FMI) tras la holgada derrota oficialista en las PASO, los analistas especulaban con una teoría: el organismo se guardaba la mayor cantidad de dólares posible para poder imponer condiciones en una futura negociación con un gobierno de otro signo político. La semana pasada, los primeros contactos entre el presidente electo, Alberto Fernández, y la nueva directora gerente del FMI, Kristaliana Georgieva, por fin llegaron. En esa llamada de media hora se dio el contrapunto esperado: el Fondo, que había pedido "viabilidad fiscal", recibió de Fernandez la respuesta de que no habría más margen para el ajuste en el país. Hoy, tras el recambio de jugadores (salió Roberto Cardarelli e ingresó el venezolano Luis Cubeddu), el presidente electo sacó una nueva carta. No sólo volvió a ratificar su posición ("no hay nada para ajustar"), sino que señaló que no requiere los US$11.000 millones restantes que quedan del desembolso del Stand-By Agreement (SBA) de US$57.000 millones con tal de conseguir tiempo para que la economía crezca para, entre otras cosas, pagar la deuda.

"La primera regla para cumplir, lo único, es decir 'no me presten más plata pero déjenme desarrollarme para poder pagarles'. ¿Cuánto tiempo necesito? Y, no sé. Discutamos el tiempo que necesito para poder volver a poner en marcha a la economía", dijo a Radio con Vos. Tres economistas dijeron a LA NACION que los dichos del presidente electo son el arranque de la negociación más urgente, la de la deuda. Fernández debe cumplir con objetivos contrapuestos: "poner dinero en el bolsillo de la gente" en una economía en recesión, sin crédito y con alta inflación. Pero para eso necesita dólares que financien esos gastos y que eviten el default (el año que viene debe pagar unos US$29.000 millones) en un mundo que no confía en el país. Y la credibilidad requiere sutentabilidad fiscal. El programa con el Fondo está caído. Deberá negociarse uno nuevo no sólo para la llegada de nuevos desembolsos, sino para poder afrontar los elevados vencimientos en 2021. Pero los desafíos son también cuesta arriba con acreedores privados y otros organismos. Esos llegarán antes. En ese marco, a Fernández se le exigirá un plan económico.

Esa confianza, para recuperar el crédito, son los flujos de ingresos (y de gastos) hacia adelante que haga pagable la deuda y los vencimientos. El frente fiscal. En casos similares, ni Uruguay ni Ucrania -ambos países renegociaron tiempo atrás sus deudas con el Fondo y acreedores privados- escaparon de ajustes fiscales, e incluso, de reformas estructurales. Ganar tiempo -de cuatro a diez años-, en tanto, equivale para el Fondo a pasar de un SBA a un Programa de Facilidades Extendidas (EFF). El costo son reformas con un significativo costo político.

El análisis de los economistas

"Estamos flojos de reservas. Tiene (netas), entre US$13.000 millones y US$15.000 millones. Pensando en una situación de escasez en el mediano plazo esa plata vendría bien para aumentar el stock", afirmó Miguel Kiguel, director de Econviews. "Es más barata en términos de tasa, pero más cara en términos de condicionalidades. Por ahí no la necesitás ahora, pero al Fondo vas a tener que pagarle. Igualmente, los bonistas van a pedirle a Alberto un programa macro consistente para renegociar la deuda que no va a ser muy diferente que lo que pida el FMI", dijo. "Te van a pedir un ajuste importante en lo fiscal, o por lo menos una reducción del déficit primario a cambio de un programa de reformas de largo plazo. Allí habrá una discusión por las jubilaciones y por los impuestos", señaló Kiguel, que enmarcó las palabras de Fernández en la retórica de la negociación y quizás en la intención de tentar a los acreedores privados a cortarse sin el FMI. "La negociación con el Fondo va a ser dura y va a llevar por lo menos seis meses", cerró, aunque aclaró que aquellas con los acreedores también tendrá obstáculos. 

"Esos US$11.000 millones te agregan financiamiento a 4% anual", explicó Daniel Artana, director del FIEL a LA NACION. "Claro, que está después la lógica política del nuevo gobierno y cómo quiere negociar. Yo creo que están empezando a negociar", interpretó el economista. "La Argentina, en algún momento, tiene que ir superávit primario de dos puntos del PBI para pagar los intereses de lo que reestructures. Hay que explicar cómo se va a hacer. Para moverte a una cosa de largo plazo, el país tendrá que ir a un Programa de Facilidades Extendidas y ahí van a pedir reformas estructurales. Y toda reforma pisa cayos", sentenció Artana, que agregó que es difícil que el país vuelva a crecer desde la desconfianza. "Arreglar con el FMI y los acreedores ayudaría a restablecerla. Para eso, claro, hay varios caminos", sentenció el analista.

"El programa con el Fondo está caído", dijo Daniel Marx, director de Quantum Finanzas. "No hay posibilidad de pedirlo (por los US$11.000 millones restantes). Se tendrá que partir de un nuevo programa y ahí se verá", estimó Marx sobre las negociaciones con el Fondo. "Lo que va a primar en todo esto es cómo hacés para dar tranquilidad en el frente interno, lo político, y cómo evitás el stress financiero adicional. Vinculado a eso, lo que se va a analizar es el flujo de fondos, lo que se consigue de distintas fuentes, y cuánto hay que ir remando para los pagos de la deuda", dijo Marx sobre el frente fiscal que se avecina y el vínculo con la deuda. El economista dijo además que no cerrar un acuerdo con el FMI y buscar sólo un acuerdo con otros acreedores puede tener impacto sobre otros organismos internacionales. "Es difícil", señaló y cerró: "Pero, todo pasará por si existe o no un programa económico muy fuerte".