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Y llegó un día en el que el dólar subió y la "bicicleta financiera" dejó de rodar

27 Abril 2011

iProfesional.com




El billete verde ya está en su nuevo piso de $4,10. En tanto, las tasas de interés que se pagan por los depósitos permanecen inmutables.




Así, muchos argentinos que practicaron ese "deporte", que les permitiera hacerse de buenas ganancias, ahora deberán permanecer en los vestuarios.

El repentino despertar del dólar que, tras meses de siesta en la zona de los $4, ahora comenzó a deslizarse suave pero sin pausa -y ya se encuentra en los $4,10- dibujó una "leve" sonrisa en varias caras que lucían preocupadas por el atraso cambiario.

Pero, como suele ocurrir, lo que para unos es buena noticia, para otros no lo es tanto.

Por lo pronto, quienes miran con recelo la aceleración de la tasa devaluatoria son aquellos que guardan su dinero en plazo fijo y que, desde hace años, ante cada vencimiento, se ponían contentos al convertir sus pesos a dólares.

Es que la bicicleta financiera, ese viejo deporte argentino, que consiste en aumentar el patrimonio (medido en billetes verdes) apostando a una tasa de interés que le gana a la devaluación, súbitamente parece haber dejado de rodar. Al menos por varios meses.

En otras palabras, ya no existe la garantía de cobrar un 10% u 11% en pesos y ganarle a un dólar que sólo sube un 6% en un año.

¿Por qué ocurre esto? Porque mientras el billete verde "apuró el tranco" alcista, las tasas de interés no han dado señales de moverse hacia arriba.

De manera que ahora, al vencerse el plazo fijo, los pesos que paga ese depósito como premio no alcanzan para compensar lo que subió la divisa estadounidense en ese mismo período.

Para ejemplificarlo en cifras, aquellos que hicieron una colocación a 30 días en marzo se encontraron, en abril, con una desagradable sorpresa: la tasa anual de 10% que les pagó el banco quedó muy baja en comparación con el nuevo piso del dólar (ver nota: Despacito, despacito el dólar llegó a $4,10 y ya disfruta de su nuevo piso: ¿Hay que preocuparse?).

En buen romance, esos centavos que se devaluó la divisa en un mes implican, en términos anualizados, una tasa que en ese período se movió a razón del 11,9 por ciento.

En conclusión, cuando el ahorrista mide su colocación bancaria en términos de dólares y la compara con el dinero que había colocado antes se encuentra con que -ahora lejos de ganar- perdió un 0,36 por ciento.

Y su perspectiva a futuro puede empeorar, en tanto la divisa estadounidense continúe con su nueva dinámica alcista y las tasas de interés no se den por enteradas.

Esta situación es radicalmente distinta a la que se presentaba hace apenas seis meses: quien había colocado un plazo fijo a 30 días en noviembre festejaba el hecho de haber logrado una ganancia anualizada del 11,7% en dólares, una cifra nada desdeñable en un mundo donde las tasas se desploman.

El pedaleo financiero era también un atractivo para los grandes inversores institucionales que, con el objetivo de eliminar el riesgo de una fluctuación cambiaria inesperada, apelaban a los mercados de futuro para garantizarse un buen rendimiento de su capital.

¿En qué consiste esta operatoria? En vender dólares y, con ese dinero, realizar una depósito a plazo fijo en pesos, para así ganar con la tasa.

Al mismo tiempo, "calzar" ese traspaso con un contrato que asegure la futura recompra de billetes verdes (en general a 30 días) dejando establecido de antemano su precio, pagando para ello una prima.

Por esa colocación recibían la tasa Badlar -la que pagan las entidades por depósitos mayoristas- cercana a un 11%.

De esta operación surgía una ganancia del 5% en dólares. Todo un logro para un inversor institucional, si se considera que su apuesta es libre de riesgo y que, en Estados Unidos, los tipos de interés rondan el 0,25 por ciento.

¿Y por qué se daba esta situación? En condiciones normales, los futuros de dólar y las tasas de interés deberían estar "arbitrados", es decir, iguales y sin posibilidad de que alguien haga un negocio con esa diferencia.

Pero, en la Argentina, el que posibilita -o no- que muchos inversores se suban a esta bicicleta es el accionar (o los desajustes) del Banco Central, toda vez que con sus intervenciones baja el precio de los futuros de dólar y enfría la devaluación del billete.

Ahora, al haber avanzado en un cambio de su política devaluatoria -y tras establecer el "nuevo piso" en $4,10- estos grandes jugadores, que supieron hacerse de notables diferencias, ahora no la encuentran tan fácil como para obtener una ganancia segura, dado que tampoco resulta tan predecible la cotización de la divisa en el mercado de futuros.

Este repentino cambio de contexto fue una sorpresa para el mercado, que no esperaba una subida del dólar tan repentina en esta época del año.

Es que en estos meses es cuando se produce el ingreso masivo de divisas de la exportación agrícola y, por lo tanto, hay una presión natural hacia la caída del precio del billete.

Pero, el Central "jugó" en sentido inverso. Así, este nuevo piso resultó en contra de las expectativas de muchos inversores.

Más aún: si el ritmo de devaluación registrado en el último mes se mantuviera durante todo el año, entonces la divisa estadounidense llegaría a $4,40 a finales de 2011, bien por encima de la cotización de $4,27 que surge del consenso de los analistas.

Otro dato llamativo fue que el propio Banco Central posibilitó que el dólar haya llegado hasta su nuevo nivel.

"La mayor oferta de agrodólares y tipo de cambio estable por lo menos hasta las elecciones, transformó la salida de capitales privados, en entrada de divisas", indica Ramiro Castiñeira, analista de Econométrica.

"El benévolo contexto internacional lleva al Banco Central a incrementar la compra de dólares para que no descienda la cotización nominal. Sólo en la primera semana de abril adquirió unos u$s519 millones, lo que puede ser un claro indicador de lo que será el segundo trimestre del año", agrega el economista.

La gran pregunta es si lo que está ocurriendo es un cambio de tendencia o apenas un acomodamiento temporario en el precio.

Al respecto, la opinión mayoritaria de los analistas es que la suba del billete mantendrá su ritmo actual durante algunos meses, pero que luego volverá a estacionarse.

Y argumentan que esto tiene su explicación en el contexto electoral: cualquier necesidad de corrección en el tipo de cambio será hecha en el primer semestre, para evitar una sensación de volatilidad justo en el momento más caliente de la campaña.

"Ningún Gobierno puede hacer un movimiento brusco antes de las elecciones. Todo lo que haya que ajustar le conviene hacerlo antes", afirmaba días atrás a iProfesional.com el economista Tomás Bulat.

Para este analista, "el ritmo devaluatorio seguirá firme hasta junio, momento en el que se ubicará en torno de los $4,20. A partir de allí, la cotización se amesetará".

El ahorrista, amante del plazo fijo, no sólo está atento a los cambios que pueda registrarse en el dólar sino, además, en las tasas de interés de las colocaciones. Y si éstas se moverán en forma ascendente.

De este modo, en la comparación, busca asegurase que sigue existiendo un margen que justifique dejar el dinero en el banco.

Y en este punto las opiniones de los expertos son unánimes: aun cuando el ahorrista pierde plata, la tasa no tiene perspectivas de moverse de ese 10% que actualmente se le ofrece, en promedio, a quienes colocan su dinero en plazo fijo.

"En este momento hay una liquidez terrible, de manera que los bancos no tienen un incentivo como para pagar más. Y no creo que haya novedades, por lo menos, mientras el dólar se ubique debajo de los $4,20", arriesga Federico Bragagnolo, analista de la consultora Econviews.

Y considera que, dadas las pocas alternativas de inversión de las que dispone el ahorrista en estos momentos, no es factible que haya una salida masiva de fondos desde los plazos fijos.

¿Qué debería ocurrir, entonces, para que las tasas tomaran nota de que el ritmo devaluatorio es diferente?

Marina Dal Poggetto, economista del Estudio Bein, recuerda que, en los últimos años, las ocasiones donde se produjeron saltos importantes en los intereses pagados por los plazos fijos, estuvieron vinculadas a crisis políticas o económicas que generaron corridas hacia el dólar.

"La tasa llegó a tocar 20% hace dos años, pero veníamos de dos corridas importantes, una generada por el conflicto del Gobierno con el campo y la otra por los coletazos de la crisis financiera internacional, tras la caída de Lehman. Lo de hoy no es comparable", señala Dal Poggetto.

Y si bien cree que la compra de dólares por parte del público minorista comenzará a acelerarse (calcula una demanda de u$s1.000 millones en abril), considera que la situación del sistema financiero es lo suficientemente líquida como para que se desestime cualquier tipo de movimiento en la tasa.

"La verdad es que no se nota una preocupación, por parte de los bancos, por aumentar mucho su nivel de depósitos", agrega.

Ante este contexto, ¿puede darse el caso de ver un fuerte movimiento de ahorristas "desilusionados" que saquen su dinero de los plazos fijos y se refugien en el dólar?

"Creo que esa situación está cerca, posiblemente en junio, el momento en el que las estadísticas dejarán de mostrar que los plazos fijos siguen creciendo", pronostica Gustavo Giraldez, director de la consultora Zona Bancos.

El analista recuerda que es típico de los años electorales que las colocaciones comiencen a hacerse en plazos cada vez más breves, a medida que se acerca la fecha de la votación.

Y, junto con este movimiento, suele producirse una diversificación de las carteras, que implica una mayor porción de los ahorros en el dólar.

"El ahorrista va a pedir una tasa más alta como condición para quedarse en el plazo fijo, si bien puede que tal petición no sea convalidada. Primero vamos a ver una salida de los inversores institucionales y luego los van a seguir los minoristas", afirma.

¿A dónde van a ir esos pesos que ya no se quedarán en los plazos fijos? Para Giraldez, la situación es clara: irán a dólares, pero no dentro del sistema financiero.

"Los bancos no van a alentar a la gente a que haga colocaciones en dólares, es decir, que van a seguir con una tasa muy baja. Al menos mientras no haya un incremento en el comercio internacional que justifique la necesidad de más billetes verdes", analiza.

De manera que, por lo menos mientras el Banco Central siga convalidando una tasa devaluatoria como la registrada en las últimas semanas, la bicicleta habrá dejado de ser un deporte atractivo para muchos argentinos, que actualmente tienen unos $92.900 millones en colocaciones a plazos.

Pero los adictos a este "deporte" tienen al menos un consuelo: los analistas pronostican que, cuando se note el calor de la campaña electoral, el dólar se volverá a planchar y las ganancias en esa moneda les traerá nuevamente satisfacciones.