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Ritondale: “Hay espacio para remonetizar la economía, pero se debe hacer con mucho cuidado”

11 Diciembre 2019

El mismo día en que Alberto Fernández asumió la Presidencia de la Nación, y aun sin grandes detalles sobre el plan real, más allá de las invocaciones generales, El Economista dialogó con Eric Ritondale (Econviews) sobre los desafíos hacia adelante.

En el discurso de Alberto Fernández hubo definiciones y anticipos de ideas económicas que no fueron sorprendentes porque ya se venían hablando pero, ahora sí, se formalizaron. ¿Cuál es su visión?

También sumaría la definición de Fernández sobre la deuda cuando dijo que, para pagarla, hay que volver a crecer. Es una especie de reflejo de lo que pasó en el Gobierno del 2003 -2004, cuando la economía argentina había vuelto a crecer, y en 2005 se logró el acuerdo con los bonistas. Me parece que las condiciones actuales son distintas. Los plazos para renegociar son más cortos si lo que se busca es volver a crecer. Las condiciones macro son bastante distintas a las de aquel momento. Me parece importante importante no extrapolar aquel contexto con el actual y tratar de ensayar algo similar que sería dejar la deuda en un limbo por dos años, pretender volver a crecer, y eventualmente buscar una solución. Si esa va a ser la aproximación, que no digo que lo sea, me parece que va a ser muy difícil volver a crecer. Pero creo que el Gobierno tiene claro esto, y (Martín) Guzmán también. Expresaron que es prioritario buscar una solución lo antes posible y me parece que hay buena voluntad para lograrlo relativamente rápido de lado del FMI, el Gobierno y los bonistas. Por otro lado, es razonable que el Presupuesto no se trate hasta que no esté solucionado este tema.

¿Genera alguna expectativa del acuerdo de precios y salarios y la intención de estimular el consumo?

Es política de ingresos y me parece que tendría que ir atado de una especie de desindexación de la economía. Ahí el candidato número uno es la Ley de Movilidad Jubilatoria. Son dos tercios del gasto público nacional que ajusta por ley, que el Ejecutivo no tiene control y no tiene discrecionalidad sobre ese gasto ni capacidad de adaptarlo a un nuevo esquema. Si lo que se pretende es tratar de manejar la política de ingresos, es central que esté atado a ese acuerdo. Es decir, tiene que contener esa discusión. Imagino que el Gobierno va a tratar de buscar en el corto plazo algún tipo de reforma a la ley de movilidad porque, si no es así, el gasto estará comprometido en los primeros meses de la gestión en función de la inercia inflacionaria porque es la forma en que funciona la ley. Van a estar comprometidos ciertos aumentos nominales que van a depender de la inflación pasada y no tanto de un sendero hacia adelante, que es lo que trata de marcar un acuerdo de este tipo.

Es un tema muy sensible políticamente, lógicamente y sería necesario tener consensos previos. El Gobierno de Mauricio Macri lo aprendió, pero por las malas…

Es un tema complejo, pero central, porque si Argentina quiere resolver esa situación en la que se encuentra necesita tener un plan fiscal consistente hacia adelante y para ello debe encarar el tema previsional. Está en el centro. Es uno de los factores, pero te diría que el más importante en términos de cómo funciona la política fiscal y cómo se determina el resultado fiscal del Gobierno. Tiene que estar necesariamente en la mesa de discusión y también diría que tiene que estar en lo que va a ser la negociación con los acreedores y el FMI porque a la hora de presentar un plan fiscal hay que mostrar cómo se va a gastar, hacia donde se van a dirigir los senderos de gasto en los próximos años y el aspecto previsional es clave, junto con la impositiva.

¿Puede haber una presión impositiva adicional?

Se está mencionando alguna suba en la alícuota de Bienes Personales. También algún aumento en las retenciones a todas las exportaciones de bienes y servicios. Probablemente se vuelva a un esquema como el anterior, en el que pagaban el 10% todas las exportaciones y tal vez algún tipo de retención adicional. Tienen que entenderse como medidas transitorias, porque realmente lo que necesita Argentina es promover y poner mucha potencia en la producción transable. Si la vamos a gravar y penalizar es un problema. Tal vez genere recursos fiscales en el corto plazo, pero en el largo termina ahogando la producción y la oferta exportable. Cómo plantear la secuencia y resolverla es una especie de partida de ajedrez decisiva, hay que establecer bien cómo se van moviendo las piezas para desenredar toda la serie de problemas que tiene hoy Argentina, con la deuda en el centro, vinculada con el tema fiscal y previsional, y en el medio un tema crónico, junto con la inflación, que es la incapacidad que tiene la economía de promover las exportaciones, que es central a la hora de desarrollo y crecimiento a largo plazo. Gravar la producción es un problema.

Vuelvo a una cuestión y es la idea de Fernández de “poner dinero en el bolsillo de la gente”. ¿Cómo se hace en ese contexto?

Haciendo nuevamente un paralelismo con lo que sucedió a comienzos de siglo, tuvimos una monetización de la economía muy fuerte después de la crisis de 2001. Esta idea de poner pesos en el bolsillo de la gente puede tener cierta reminiscencia a la idea de que vuelva a remonetizarse en pesos la economía porque venimos de una crisis de balanza de pagos, donde la cantidad de pesos que hay en la economía cayó muchísimo en términos relativos. Hay espacio para que esa monetización llegue, pero el asunto es que hay que hacerlo con mucho cuidado porque la sensibilidad que hoy tiene la demanda de dinero ante aumentos de la oferta genera una respuesta bastante rápida de la brecha cambiaria. Lo vimos en las últimas semanas. El vaso medio lleno es que hay espacio para que el crecimiento ocurra porque, como decía, el asunto es que venimos de una desmonetización muy fuerte. En el medio, el BCRA le está transfiriendo al Tesoro entre $200.000 y $300.000 millones, si las Lecaps se pagan en diciembre. Es dinero que se está emitiendo. Estacionalmente, la demanda de dinero aumenta a fin de año, y no debería ser un problema, pero habrá que ver en enero y febrero qué hace el sector público, con qué instrumento cuenta para esterilizar esos pesos y retirarlos. Pensando hacia adelante, la idea de remonetizar en serio la economía requiere un plan fiscal y resolver el tema del financiamiento en forma permanente. Si no, claramente vamos a tener el riesgo de que la inflación y/o la brecha cambiaria respondan muy rápidamente a cualquier aumento de la oferta de dinero. Hay que generar las condiciones para que la economía se remonetice y para eso es clave resolver el tema de la deuda y el financiamiento.

¿Podemos tener algún grado de optimismo de que haya una mayor confianza con el nuevo Gobierno?

Es muy importante escuchar la aproximación que va a tener el Gobierno con la deuda. Si bien están dadas las condiciones para que la economía lentamente se remonetice, hay que tener cuidado porque no son las mismas condiciones que en 2003. En esos años había superávits externos muchísimo más abundantes, no se estaba pagando la deuda, los precios internacionales comenzaron a subir y estaba el convencimiento de que el tipo de cambio real era lo suficientemente alto. No me queda claro hoy que estemos en esas condiciones y por eso el sendero es más delicado hacia adelante