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Miguel Kiguel: "Un futuro programa económico tiene que combinar ortodoxia y heterodoxia"

14 Marzo 2023
El economista Miguel Kiguel recorre los problemas económicos de la Argentina, plantea la dificultad que enfrenta la "segunda etapa" de la gestión Massa y propone lineamientos para un próximo programa económico.
Por Pilar Wolffelt
 
Con el canje de deuda en marcha y a pocos días de que se conozca el dato de inflación de febrero, Ámbito dialogó con el director de Econviews, Miguel Kiguel, sobre los principales problemas económicos que tiene hoy la Argentina, la gestión del ministro Sergio Massa, que, según su visión, “entró en su etapa más difícil”, y la dificultad para dominar la dinámica de suba de precios actual.
 
El futuro también estuvo presente en la entrevista a este economista, quien tiene incontables credenciales para hacer un diagnóstico acertado del contexto actual y trazar los principales rasgos que debería tener el programa económico de la próxima gestión de Gobierno. Apunta al modelo israelí, basado en el compromiso de todos los sectores para controlar la inflación, y considera que un próximo programa deberá combinar ortodoxia con heterodoxia para tener éxito.
 
Sin embargo, este expresidente del Banco Hipotecario, que fue también jefe de asesores y subsecretario de Financiamiento del Ministerio de Economía y subgerente de Economía y Finanzas del Banco Central (BCRA), advierte que primero deberán resolverse algunas cuestiones de base, como ordenar el sistema cambiario local.
 
Periodista: ¿Cuáles son los problemas más urgentes de la economía argentina en este momento?
 
Miguel Kiguel: La Argentina tiene, actualmente, desajustes grandes en distintos frentes. Por un lado, hay un desequilibrio de las cuentas externas, con un problema de la balanza de pagos. Las reservas del BCRA son muy bajas y no hay una perspectiva clara de que esto se vaya a revertir porque eso implicaría cambios importantes en materia de política cambiaria y monetaria, entre otras cosas. Yo creo que este es el punto que más restringe, hoy, la política económica: el hecho de no tener reservas. En segundo lugar, tenemos una inflación muy alta, que, por lo visto, en este primer trimestre del año, va a seguir así. No hay una perspectiva de que se frene, por más que Massa dijo que la quiere llevar en torno al 4% o 3%. Va a ser muy difícil que pueda lograrlo. ¿Por qué? Porque controlar una inflación tan alta y que lleva tantos años en esos niveles no se logra solamente a través de una coordinación de acuerdos de precios, sino que requiere de un abordaje mucho más integral. Y, después, hay un problema de la deuda doméstica, grave, pero manejable. Se hizo un muy buen progreso con el canje voluntario y creo que, a pesar de todo lo que se ha hablado, quedó a las claras que es un tema que se puede controlar.
 
Para mí, esos son los tres principales temas para este año, aunque, después, hay otros problemas, como el déficit fiscal, los precios de las tarifas y la imposibilidad de acceder al mercado internacional. Y, luego, existen algunos que son de más largo plazo, como la pobreza y el estancamiento económico, que viene desde hace más de diez años y está asociado, a la vez, a la falta de inversión.
 
P.: Mencionó al ministro Massa y la dificultad que está teniendo para controlar la inflación, ¿cómo evalúa su gestión? ¿Cree que logró mejorías económicas?
 
M.K.: Yo creo que Massa asumió en un momento crítico en el que había gran riesgo de que se produjera algún tipo de turbulencia importante, con las reservas cayendo muy fuerte y la inflación subiendo mucho. Y, durante los primeros tres meses de su gestión, me parece que se ordenó bastante la macroeconomía. Logró el ingreso de divisas a las reservas con el dólar soja 1 y 2 y se achicó el déficit, pero sólo levemente, pero la inflación es un problema que, por el momento, no se resolvió. En consecuencia, ahora, entramos en una segunda etapa en la que la gestión de Massa se presenta más complicada. Se trata, más que nada, de manejar la economía hasta fin de año sin que suceda algún movimiento disruptivo. Creo que el Gobierno podría lograrlo, pero la mayor amenaza es el tema de las reservas, donde la sequía, hoy, es un problema muy grave. Porque, sin reservas, el país no puede crecer.
 
P.: ¿Por qué no logra controlar la inflación el equipo económico? ¿Qué está haciendo mal?
 
M.K.: La inflación es un problema complejo. No es el primer gobierno que piensa que la va a poder bajar fácil y no lo logra. No fue sencillo para Macri, tampoco lo fue para Alfonsín y, en este Gobierno, tampoco fue simple para Guzmán y no lo está siendo para Massa. ¿Por qué es tan difícil? Porque, para bajar la inflación, hace falta lograr una serie de precondiciones: una de ellas es que la política fiscal sea congruente con el financiamiento que existe. Y la verdad es que, por más que el déficit haya caído, el único financiamiento que existe es el del BCRA. O sea que, si bien tenemos un déficit menor (de hecho, el primario puede estar en torno al 2,5% del PBI), lo cierto es que, cuando no hay financiamiento, como sucede ahora, cualquier número es enorme y eso es un problema para la inflación.
 
Después, hay un problema con los precios relativos. Uno sabe que el tipo de cambio está atrasado, no hay dudas. Ese es un tema que hay que corregir y es un proceso inflacionario. Los precios siguen subiendo, en línea con el dólar, y el tipo de cambio se va acomodando, por lo que se genera una inercia inflacionaria importante. Y lo mismo pasa con los salarios. Los trabajadores no pueden perder poder adquisitivo y por eso los gremios llevan adelante las paritarias, que aumentan los costos, en un contexto en el que, si no aumenta un rubro, sí lo hacen otros, como las prepagas, los alimentos, etcétera. Siempre, un alza nueva.
 
P.: ¿Y qué importancia tiene la política en esta batalla contra la inflación?
 
M.K.: En este momento, mucha. Se trata de un año electoral, en el que algunas medidas electoralistas tienden a aumentar el gasto. Una de ellas es, por ejemplo, la moratoria previsional, que genera más necesidad de pesos. Aunque aún no se sabe cuánto va a ser la demanda total aun, porque se desconoce cuánta gente se va a sumar, por el momento. Y, por otro lado, va a ser muy difícil para el Gobierno pararse, en un año electoral, frente a los sindicatos y decirles que no van a subir los salarios porque hay problemas con la inflación.
 
P.: Pensando en 2024, ¿Qué debería hacer el nuevo Gobierno?
 
M.K.: Lo primero que deberá encarar es empezar a normalizar los precios relativos, sobre todo en el mercado cambiario, que está claro que no funciona. Hay que ir quitando los controles e ir eliminando todos los privilegios de importaciones que hay a precios regalados. Y, en ese tren, hay que ajustar el tema de las tarifas, porque los subsidios siguen siendo muy grandes. Un país no puede seguir regalando la energía cuando necesita realizar inversiones urgentemente y esa plata podría ser invertida en cuestiones muy importantes, como lo social, para combatir la pobreza, mejorar la educación, etcétera.
 
Argentina debería tener un programa que combine ortodoxia con heterodoxia. Se requiere, por ejemplo, mucha ortodoxia en los fiscal y en lo monetario, y, seguramente, se deba hacer acuerdos de precios y salarios por otro lado. Esto sería una especie de Precios Justos, pero más amplio. Creo que es algo que podrá lograr el Gobierno entrante, sólo, si tiene el poder político necesario para hacerlo.
 
P.: Usted pone como ejemplo, muchas veces el plan que implementó Israel. ¿Algo así sería?
 
M.K.: Sí. Argentina lo hizo en 1985, con el Plan Austral, pero no resultó. El plan que hizo Israel fue un esfuerzo de todos los sectores para combatir la inflación. Todos los sectores tuvieron que poner algo y, acá, debería hacerse lo mismo, un plan integral, que se perciba como un compromiso serio de todos los sectores, serio, bien diseñado y mirando el contexto internacional.
 
También sería muy positivo, para darle mayor credibilidad, una ayuda del FMI en temas financieros. Creo que, actualmente, el Fondo está tratando mantener un programa de mínima. No quieren que la economía vuelva al equilibrio, sino que vienen aplicando medidas en recetas homeopáticas. No hemos visto nunca un programa del FMI que tolere la existencia de distintos tipos de cambio, por ejemplo. Lo que hacen es esperar al cambio de gobierno para aplicar un programa más fuerte, con una economía más ordenada que la actual.