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Advierten que el plan para frenar la inflación podría generar un fuerte atraso cambiario

26 Febrero 2021

El ministro de Economía, Martín Guzmán, proyectó que el dólar  solo subirá a un ritmo del 25% anual y busca bajar el ritmo de devaluación oficial para que se logre un ancla inflacionaria. Sin embargo, dado el contexto de inflación, el riesgo está en que se genere un atraso cambiario real y que luego se recalienten las expectativas de devaluación en el mediano plazo y de inflación luego, es decir, aumentando el riesgo de corrección abrupta si no se corrigen los desequilibrios fiscales y monetarios preexistentes. 

Mientras que la inflación que no da tregua en los albores de 2021, el Gobierno adelantó que su concentración está puesta en las elecciones de agosto y octubre. La semana pasada se dieron señales en la que se percibe una marcha menos dinámica del tipo de y por lo cual, el menor ritmo de deslizamiento del dólar operaría, una vez más, como el ancla nominal de la economía.

En las últimas semanas se notó una ralentización del "crawling peg". Mientras que en los últimos 2 meses el ritmo anualizado de depreciación promedió 70%, actualmente la velocidad no supera el 40%.

Lorena Giorgio, economista principal de Econviews explicó que se acercan las elecciones y el Gobierno ya dejó en claro que va a pisar tres precios relevantes de la economía: el tipo de cambio, las tarifas y la tasa de interés.

"Atrasar el tipo de cambio no resultará sencillo ni gratuito. Un salto de la inflación y una disparada de la brecha asoman entre los principales riesgos. Si miramos solamente el tipo de cambio real, hoy parece haber algo de espacio para apreciar. El tipo de cambio está en niveles de fines de 2007 valuado a precios de hoy, más de un 10% por encima del promedio de $ 80,35 de los últimos veinte años. Pero claro, en aquel momento el dólar financiero cotizaba en línea con el oficial, e incluso llegó a ubicarse por debajo, mientras que las reservas brutas superaban los u$s 45.000 millones y las líquidas eran positivas", dijo Giorgio.

El atraso cambiario más importante en 20 años 

Atrasar el tipo de cambio en un año electoral es una estrategia que el Gobierno implementó en el pasado para poder obtener mejores resultados en las elecciones. Sin embargo, el desafío para este año es mayor por varios motivos, ya sea por la elevada inflación así como también por las pocas reservas disponibles para aplicar dicha estrategia. Aún así, si Guzmán cumple su programa devaluatorio, podría darse el atraso cambiario más importante desde la convertibilidad.  

El problema es que el mercado espera una inflación mucho mayor a la del Presupuesto, en torno al 50%. Si el dólar se mueve al 25% y la inflación es de 50%, la apreciación real del tipo de cambio rondaría el 18%, incluso mayor a la de 2011, que fue del 11% y derivó en la implementación de controles cambiarios a fines de octubre.

Nery Persichini, head de estrategia de GMA Capital afirmó que "si se cumpliera la promesa del ministro de Economía de que el tipo de cambio se deslizará 25% en 2021, pero la inflación cerrara en 50%, como espera el REM, la apreciación del tipo de cambio real multilateral (TCRM) superaría el 16% este año, asumiendo que no hay grandes cambios internacionales. Hasta ahora, la mayor apreciación real reciente en un año electoral había sido en 2011, con una caída de 13% del TCRM". 

Según cálculos del especialista, el atrasado cambiario más importante hasta ahora fue en 2011 cuando se buscó apreciar un 13% el TCRM. En aquel año de elecciones presidenciales, Cristina Kirchner ganaría su reelección. En el año 2005 de elecciones legislativas también fueron positivas para el Gobierno y en el que se atrasó el tipo de cambio real multilateral un 4% y 2%. En línea con lo que menciona Guzmán, si el plan del ministro se hace efectivo, estaríamos en un récord de atraso cambiario.

Por otro lado, Giorgio advirtió que al Central pareciera no alcanzarle el combustible para sostener semejante atraso cambiario. 

"Las intervenciones cambiarias están limitadas por los bajos niveles de reservas, mientras que difícilmente se pueda seguir cerrando el grifo a las importaciones en una economía que pretende despegar de cara a las elecciones. La escasez de divisas es un fuerte condicionante para la estrategia oficial de atraso cambiario. Más aún porque la capacidad de intervención en el mercado depende en gran medida de los mayores flujos de ingresos esperados del lado de los exportadores, gracias al aumento del precio de los commodities. Pero un tipo de cambio más barato implica menores incentivos a exportar y mayores incentivos a importar", remarco la economista de Econviews.

Desde la consultora no descartan que el Gobierno se las ingenie para mantener un ritmo de crawling-peg por debajo de la inflación. Sin embargo advirtieron que no será gratuito, en especial para la brecha cambiaria que aparece como la vía de escape por naturaleza ante la percepción de un eventual ajuste cambiario discreto en el futuro. 

El objetivo está claro, usar al tipo de cambio para anclar las expectativas inflacionarias y alinearlas con los acuerdos que se están buscando cerrar de precios y salarios.

Los analistas de Quinquela Fondos explicaron que con un ritmo de depreciación tan alto era difícil lograr ese objetivo y que si bien, tiene lógica la decisión tomada, la misma genera riesgos. 

"El principal riesgo es que se genere un atraso del tipo de cambio real. Si eso se produce va a aumentar la expectativa de devaluación e inclusive puede darse un aumento de la brecha entre el tipo de cambio libre y el oficial. Aún en caso de que ese riesgo se concrete, los efectos pueden tardar algunos meses en aparecer. En definitiva, es una medida que puede traer resultados luego de un par de meses y que para plazos mayores requiere de esfuerzos fiscales y monetarios para evitar que la inflación le gane sostenidamente al tipo de cambio y se genere un atraso del tipo de cambio real que aliente a mayores expectativas devaluatorias", comentaron.