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El dólar que viene: Mayor depreciación para salir de la trampa cambiaria

24 Octubre 2011

Diario Cronista.com

Los pronósticos de los economistas pueden ser totalmente distintos. Pero en una cosa todos coinciden: superadas las elecciones, el Gobierno tendrá que empezar a pagar el costo de una “trampa cambiaria” en la que parece haber quedado inmerso por temor a que en estos meses se empañara la carrera electoral. El Banco Central, aseguran, se verá obligado a tomar decisiones en la encrucijada que hoy plantean un dólar barato y una economía con serios riesgos de desaceleración.

“Algo va a tener que hacer. No puede seguir el tipo de cambio cuasifijo. Va a tener que depreciar mas rápido. No sé a qué tasa, pero seguramente deberá subirlo más que tres centavos por mes, como vimos hasta hace unos meses, en medio de una salida de capitales que es difícil de sostener”, consideró el titular de Econviews, Miguel Kiguel. Este año, el peso se devaluó casi 7%. El dólar a diciembre cotiza en la plaza local a $ 4,30, mientras que en Wall Street se negocia a casi $ 4,60, lo que supone una depreciación del 8%. 

Las salidas que hoy se esbozan suponen optar por uno de los dos efectos menos deseados: un freno del gasto público y de la expansión monetaria, desde el 35% al 20% anual, que obligaría a convalidar un crecimiento menos pretencioso; o un movimiento más fuerte en el tipo de cambio, que afectaría el poder de compra en un año en el que el Gobierno ya se propuso acotar sus aspiraciones salariales.

Cuesta recordar una elección tan predecible. Pero también una víspera electoral con una fuga de capitales tan intensa (u$s 9.000 millones en los últimos tres meses). En los trimestres previos a los últimos comicios, la dolarización fue más baja: en 2003, u$s 1.100 millones; y en 2007, u$s 5.700 millones.

“El Banco Central apuesta a que esta demanda de dólares sea transitoria, pero yo no estoy tan seguro de que sea así. La dolarización de hoy parece responder a temas más permanentes”, comentó el economista de Empiria Consultores, Hernán Lacunza. “Si no baja la fuga de capitales, que está en u$s 3.000 millones por mes, no veo que el Central soporte tener

u$s 35.000 millones de reservas a fin de año. Probablemente tenga que depreciar un poco el tipo de cambio, tomar resoluciones más drásticas o limitar el acceso a las divisas”, agregó.

El viernes, el BCRA se esforzó en dejar en claro al mercado que se siente cómodo con un tipo de cambio en estos niveles: tras ser el único ofertante durante toda la semana, el organismo hizo ventas “diferidas” para hoy –al mismo precio del viernes– por u$s 110 millones y se mostró dispuesto a entregar bajo la misma modalidad otros u$s 1.000 millones. “Queremos evitar el run run malintencionado y asegurar que acá no va a haber ningún movimiento abrupto en el tipo de cambio, sino que la metodología va a continuar como se vino administrando porque tenemos aún un margen de competitividad”, contestaron en el BCRA.

De ser así, el Gobierno empezaría a asumir el segundo de los dos grandes costos: un fuerte ajuste de la política fiscal y de la monetaria (con tasas de interés menos negativas en términos reales y una fuerte esterilización de pesos). Es precisamente el “escenario base” que tienen en mente en la consultora Bein & Asociados: “El intento de bajar la nominalidad es más consistente con un tipo de cambio que se mueva menos y es muy posible de lograr con el caudal político con el que llega este Gobierno”, dijo Mariana dal Poggetto.

Para la economista, “el sobrante estructural que hasta ahora tuvo la Argentina le permitió tener un tipo de cambio que se moviera poco. Pero esto no está más: ahora se necesita un manejo de la macro que permita estabilizar la demanda de pesos, con la suba de las tasas de interés y la menor inyección de dinero”. Al final, tanto con un ajuste cambiario, como fiscal o monetario, la solución es para todos exactamente la misma: moderar el ritmo de fuga de capitales que sufre la Argentina y que este año ya superó los u$s 21.000 millones.