Press

Prensa

Volver a

El modelo y los bancos, entre la solidez de los números y las advertencias que irritan

29 Agosto 2011

Diario El Cronista

El informe de Moody’s sobre la “vulnerabilidad” de los bancos argentinos, lanzado al ruedo el jueves pasado, no llegó siquiera a instalar el debate: los organismos oficiales, los bancos públicos y privados, los consultores afines o independientes al Gobierno, y hasta una competidora de la agencia de riesgo, parecieron unirse para salir inmediatamente a desacreditar el diagnóstico y a destacar los buenos indicadores de solvencia que todavía mantiene el sistema financiero en el país.

Para todos ellos, el sector bancario fue otro de los grandes “niños mimados” del modelo que se inició con el desembarco de Néstor Kirchner a la Presidencia, en mayo de 2003. Con él, las entidades alcanzaron históricos márgenes de ganancia, altos niveles de liquidez y un mínimo grado de morosidad con pocos antecedentes en la historia argentina. “El sistema financiero se mantuvo chico estos años, pero a la vez sólido”, resume Federico Bragagnolo, de la consultora Econviews.

El privilegio se pudo constatar estas mismas semanas en los balances publicados sobre el segundo trimestre: aún con costos salariales que se incrementaron este año entre 24% y 40%, los ingresos financieros de las compañías mejoraron alrededor de un 70% en términos anuales. Conclusión: el proceso inflacionario de estos años pudo convertirse en una seria dificultad para los asalariados argentinos, pero fue en este tiempo una buena oportunidad para el negocio de los banqueros. “Un contexto de inflación moderada y estable, con tasas bajas y tipo de cambio estable los favorece porque tienen más márgenes por intereses, dado que se fondean a tasas bajas y negativas en términos reales, incluso a un costo casi nulo, como es el caso de los depósitos a la vista”, comenta Bragagnolo. En su consultora destacan que entre 2009 y 2011 los bancos acumularon resultados anuales de entre 2,3% y 2,5% de sus activos; que tienen líquido el 24,5% de sus depósitos totales y que mantienen una integración de capital del 16,5% de sus activos ponderados por riesgo. La irregularidad de las financiaciones al sector privado se ubicó en junio pasado en un nuevo mínimo histórico del 1,7%.

Desde la denostada calificadora se esmeraron en advertir que el informe no buscó poner en duda las fortalezas aportadas por el modelo para las entidades durante todo este tiempo. Pero que intentó alertar, en cambio, sobre eventos macroeconómicos y políticos –todavía no ocurridos– que podrían afectar esta bonanza en los próximos 12 ó 18 meses: “La actual dinámica macroeconómica es particularmente vulnerable a una reversión de los términos de intercambio, la moderación del crecimiento de su principal socio comercial, Brasil, y la disminución de saldo de la cuenta corriente que podría llegar a ser negativa (...) Las amenazas a la estabilidad del tipo de cambio, que es el principal instrumento de política para frenar la inflación, podría afectar negativamente el modelo económico argentino”, comenzó advirtiendo la vicepresidenta de la agencia, Andrea Manavella. A esta imperiosa necesidad de llevar adelante ajustes en la macro en los próximos meses, la analista de Moody’s sumó el riesgo al que se exponen las compañías en el país antes las medidas intervencionistas del Gobierno. “No agregamos nada que no se supiera”, se sinceró Manavella. 

La realidad de los próximos “12 ó 18 meses” –el horizonte sobre el que la agencia planteó los riesgos del sistema– será, más allá de las críticas, la verdadera prueba de fuego que deberá sortear la calificadora. Y dirá si los indicadores que hoy dan tanta confianza a los banqueros sobre sus propios negocios continuarán tan sólidos como para ridiculizar estas advertencias.