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Se prevé para el próximo semestre el segundo pico del boom consumista

03 June 2010

Noticred



Subas salariales y efecto aguinaldo se juntan para que gran parte de la sociedad reciba un shock de ingresos. Habrá más dinero para comprar dólares, para armar un plazo fijo o bien para exacerbar aún más el boom consumista. ¿A dónde irá el dinero de los argentinos?

No habrá un bajón post-Mundial. Las condiciones están dadas para que el empuje que está viviendo el consumo este último tiempo siga con fuerza por varios meses.

Y un factor determinante para inyectar dinamismo a las ventas es el ajuste salarial que, recién a partir de junio, se empezará a evidenciar en toda su magnitud.

De manera que, con una sensación de más pesos en los bolsillos (que, además, se verá potenciada por el cobro del aguinaldo), las familias argentinas protagonizarán en este segundo semestre, que está a punto de arrancar, el segundo pico del boom consumista.

“Los nuevos aumentos, que entrarán en vigor a partir de junio, van a significar un fuerte empuje en la demanda”, indica Javier González Fraga, consultor y ex presidente del Banco Central.

Las previsiones de las cadenas de electrodomésticos dan cuenta de que las ventas seguirán altas, los acuerdos con los bancos se mantendrán para ofrecer nuevas ofertas promocionales y de que no se espera que haya una merma en la predisposición de los clientes para volcar sus ingresos al consumo.

“En algunos productos, como los televisores LCD, naturalmente estaba previsto una mayor acumulación en el primer semestre, por efecto del Mundial. Pero no se trata de una concentración dramática, no va a representar más del 60% de las ventas esperadas para el año”, indica Guillermo Olsen, gerente comercial de Frávega.

Los electrodomésticos son la estrella indiscutida de este auge: las últimas cifras muestran una variación de 8,3%, en cantidades vendidas, respecto del año pasado.

Los televisores LCD, que lideran esta tendencia, se están vendiendo a un ritmo de 80.000 unidades por mes y se estima que se superará el millón de aparatos comercializados en 2010.

Pero también otros bienes durables, como los ligados a la informática, están a todo vapor, y la previsión es que crezcan un 15% respecto de 2009. 

El ejecutivo de Frávega considera que los incrementos salariales de mediados de año implicarán un mayor combustible para el consumo.

En la misma línea, Mariano Lamothe, economista jefe de la consultora Abeceb, prevé que recién a partir de junio se sentirá con fuerza el efecto de los aumentos negociados en las paritarias. 

“La gente va a percibir ahora mayor poder de compra, y eso va a potenciar el auge consumista. Permitirá que se sostenga este nivel de actividad, al menos este año”, afirma. 

Barajar y acordar de nuevo

Los ajustes, en los primeros meses del año, se preveían del orden del 20% para los sectores sindicalizados y del 17% para el personal fuera de convenio. 

Sin embargo, el convenio pactado por el gremio alimenticio (35%) echó por la borda la primera cifra y estableció un nuevo piso en las negociaciones. 

Así, tras los recientes acuerdos paritarios, en los que se han pactado subas superiores al 30%, se generó una suerte de “vuelta a foja cero”, por la que muchos de los sindicatos que ya habían acordado a principios de año, ahora quieren repactar lo firmado y prevén sentarse nuevamente en la mesa de negociaciones a partir del tercer trimestre.

En tanto, un par de escalones más abajo, se ubican los incrementos previstos para el personal fuera de convenio, que abarca desde directores y gerentes hasta analistas, jefes y supervisores:

Impacto

Los economistas advierten que, por más impresionantes que puedan parecer los porcentajes de mejora, en el mediano plazo tales incrementos podrían transformarse en una baja del salario real.

Sucede que las magnitudes pactadas hacen que, seguramente, dichas subas se trasladen a los precios. 

Más aún, si se tiene en cuenta que se aplicaron en rubros muy sensibles para el bolsillo de los argentinos, como lo es el de alimentos. 

“El poder adquisitivo sigue perdiendo. Contra la inflación, que es diaria, el incremento del 30% pierde igual”, afirma Carlos Melconian, titular de la consultora M&S.

En efecto, con una inflación mensual en torno del 2%, la sensación de rápido enriquecimiento que provoca un repentino aumento salarial del 20% o más, se esfumaría en el mediano plazo. 

Aun así, es suficiente como para que en el corto plazo se mantenga alta la tendencia al consumo.

¿Por qué el dinero a bienes durables y no al dólar? 

Pero ¿por qué estos pesos nuevos que ingresarán a los bolsillos deberían seguir volcándose a la compra de LCD y no más bien a la adquisición de dólares o a engrosar el volumen de depósitos a plazo fijo?

Para los analistas, esto se da porque hay una percepción en gran parte de la sociedad de que las políticas oficiales, en materia económica, se mantienen estables. No así los precios. Desde este punto de vista, nada resguarda mejor los ingresos familiares que la adquisición de bienes durables.

Y se empieza a hablar de un nuevo fenómeno: la “reactinflación”, caracterizada por un elevado nivel de actividad que convive con un “piso” de inflación elevado.

“El Gobierno no va a dejar que el dólar se mueva demasiado rápido, y es evidente que está cómodo con esta política cambiaria, de manera que las condiciones generales van a seguir dadas para que se favorezca el consumo”, resalta David Mermelstein, economista senior de la consultora Econviews. 

Agrega que la conducta de las familias se mantendrá sin grandes cambios, en la medida en que las tasas de interés de los plazos fijos sigan siendo bajas y que el dólar muestre un comportamiento previsible.

También para Ramiro Castiñeira, analista jefe de la consultora Econométrica, las condiciones seguirán jugando a favor de un alto consumo. 

“Hoy todos los motores están funcionando para eso: un gasto público que empuja la demanda, los planes de asistencial social y el fuerte ingreso de dólares por exportaciones que mantiene al tipo de cambio planchado, entre otras causas. Todo va en el mismo sentido”, argumenta.

Otro punto sobre el que hay consenso es que la estabilidad cambiaria es un factor determinante en las decisiones de compra. El fuerte ingreso de divisas provenientes de la exportación hace suponer que no habrá sorpresas en el mercado de divisas.

Es decir, se sigue esperando una tasa de devaluación que, de punta a punta en el año, estará entre 8 y 9%, una tercera parte de la inflación esperada para 2010.

“Una cosa es que la gente perciba que el dólar está barato y otra muy distinta es que lo perciba inestable. En las condiciones de hoy, no hay expectativas de que el tipo de cambio se pueda salir de control”, justifica Lamothe.

En cuanto a los depósitos bancarios en pesos, las cifras siguen mostrando una baja predisposición de las familias para el ahorro. Hasta la tercera semana de mayo, el monto colocado en plazos fijos por parte del sector privado ascendía a $68.900 millones, lo que implica una caída de 0,7% respecto del mes anterior, y confirma que desde comienzos de año hay una evolución negativa en términos reales mensual, una vez que se descuenta la inflación.

El 25% del gasto, vía tarjetas

Claro que un ritmo de ventas como el que se está constatando en estos últimos tiempos no puede explicarse íntegramente por el “efecto aumento” en los salarios. 

En este sentido, la financiación a través de las tarjetas de crédito, un factor fundamental para impulsar el actual boom, seguirá ocupando un rol protagónico.

Al respecto, días atrás iProfesional.com dio cuenta de una dato más que elocuente: las tarjetas “aspiran” uno de cada cuatro pesos que gasta el sector privado. 

Y los 28 millones de plásticos que circulan en la actualidad ya mueven el 14% del PBI.

Según pudo saber este medio, en los próximos días las grandes cadenas entrarán en una nueva ronda de conversaciones con los bancos, de manera de sostener las ventas en niveles altos en la fase “post Mundial”. 

“No necesariamente se van a repetir las mismas ofertas de estas semanas, como las 50 cuotas sin interés, pero seguro que va a haber nuevas promociones”, resalta Olsen de Frávega, conciente de que la financiación a través de los plásticos juega un rol preponderante en la reactivación comercial.

Las cifras son elocuentes respecto de cómo este producto se ha transformado en una fuente de ingresos estratégica de las entidades financieras: en un año, los montos destinados al dinero plástico tuvieron un incremento de 31%, mientras que otras modalidades crediticias registraron variaciones por debajo de la inflación.

Préstamos personales y prendarios

Los préstamos personales, que en otros momentos crecieron con fuerza, registran ahora un 17% de aumento, en términos interanuales. Esto implica que, en el mejor de los casos, el monto prestado empató con la suba de precios. 

Otros rubros, como los prendarios e hipotecarios, tuvieron incrementos mínimos. De todas formas, se está evidenciando en los últimos meses una recuperación de los prendarios, empujados por la fuerte demanda de automóviles cero kilómetro.

En los primeros cinco meses del año se vendieron 282.000 autos, lo cual refuerza la proyección de un récord de patentamientos para el año. Del total de ventas de unidades nuevas, un 33% de las operaciones estuvieron atadas a algún tipo de financiamiento, informó Dante Alvarez, presidente de ACARA. Ese monto no se concede sólo a través de préstamos bancarios, sino que juega un rol fundamental la oferta crediticia de las propias concesionarias.

“Los bancos siguen con liquidez alta y sintieron el efecto de no poder prestarle mucho a las empresas, de manera que sus márgenes de ganancia van a seguir dependiendo de que el consumo se mantenga alto”, indica Mermelstein.

Motores calientes

Si, como dicen los economistas, la expectativa de una mayor inflación ha sido uno de los disparadores del consumo, hay motivos para pensar que en los próximos meses ese incentivo seguirá intacto.

Es que, luego de las noticias sobre acuerdos de ajuste salarial por encima del 35%, ya no hay analistas que prevean una inflación menor al 25% para este año. Incluso, algunos ya la ubican encima del 30 por ciento.

El efecto que se prevé, en consecuencia, es un recalentamiento en el corto plazo, no exento de riesgos a futuro.

“Da la sensación de que el Gobierno prefirió priorizar un alto crecimiento económico con un 30% de inflación antes que un crecimiento suave con un 20% de suba de precios. En ese sentido, los ajustes salariales que estamos viendo resultan funcionales a su propósito”, afirma Diego Giacomini, economista jefe de la consultora Economía & Regiones.

¿Cuánto tiempo durará esta “lubricación” de la economía facilitada por el shock de liquidez en los bolsillos?

Para los economistas, al menos habrá impulso hasta finales de este año. La variable que hay que seguir con atención es la del tipo de cambio, sobre todo si una devaluación brasileña hace que el dólar tenga que subir un poco más rápido en el mercado argentino.

Pero mientras eso no ocurra, el cóctel que garantiza el alto consumo tiene, de momento, todos los ingredientes necesarios: ajustes salariales que entran en vigencia, voluntad de los bancos de canalizar su alta liquidez a financiar las compras, inflación alta y dólar estable.

Mientras este cuadro se mantenga invariable, los argentinos seguirán fatigando sus tarjetas de crédito y las estadísticas de ventas seguirán mostrando cifras récord.

Fernando Gutiérrez

(c) iProfesional.com